el blog de los pequeños escritores

La lectura conduce al deseo de escribir.

En el taller literario, la palabra tiende a sumar otras palabras.

La intención fluye como el agua. Lo importante … es la sed.

jueves, 1 de diciembre de 2011

el señor Lanari (II)

A las 9 de la mañana del domingo el señor Lanari empezó a destejerse.
Y fue así:
Como todos los días, antes de salir de su casa, se despidió de su perro Firulí con un abrazo y un beso en el cachete.
Pero esta vez  -¡oh!- una hebra de su gorro de lana quedó atrapada entre las mandíbulas de Firulí.  Ninguno de los dos se dio cuenta.
El señor Lanari cruzó el jardín y llegó a la vereda.
Como Firulí rara vez se molestaba en abrir la boca, la hebra de lana tampoco zafó de entre sus dientes.
¡Y fue ahí justamente cuando el señor Lanari empezó a destejerse!
Por suerte era domingo.
A medida que se alejaba de su casa, el destejido avanzaba.
Camina que te camina.
Desteje que te desteje ...

Ema Wolf


otro final para este cuento ...


Por suerte era martes y justo tenía que ir a buscar a lo de la costurera, un par de prendas.


El señor Lanari tocó a la puerta de la señora Hilo varias veces, pero nadie respondió.
Fue por eso que decidió ir a la casa de su abuela que, no sabía tejer, pero algo se le ocurriría.
Su abuela, como era cosa de todos los martes, estaba con su amiga Amalia tomando el té. Al verlo, ahogó un grito de susto.
_  ¡Ay, nietecito mío!  ¿Quién te volverá a tejer?
_  Yo lo haré –dijo Amalia sacando sus agujas de tejer de su cartera.
Amalia tejió al señor Lanari en un abrir y cerrar de ojos.
Manuela