el blog de los pequeños escritores

La lectura conduce al deseo de escribir.

En el taller literario, la palabra tiende a sumar otras palabras.

La intención fluye como el agua. Lo importante … es la sed.

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jueves, 1 de diciembre de 2011

de noche la ciudad es distinta




Con mi familia hicimos un experimento: un día a mi hermano le dijeron que de noche la ciudad es muy diferente.  Ni mi hermano, ni mis papás, ni yo pudimos entender esa frase.
Nosotros salimos mucho de noche y sólo cambia el color del cielo y en los restaurantes ponen una velita en la mesa así no está oscuro el lugar, pero después de eso, nada cambia.
Averiguamos más de qué se trataba y nos explicaron que especialmente en los locales cambiaba todo.  Para comprobarlo, un día fuimos a una galería, nos llevamos botellitas de agua y comida y nos escabullimos en las columnas y nos quedamos a dormir allá. 
No era todo muy diferente hasta que nos dimos cuenta que los maniquíes empezaban a cobrar vida, los juegos y juguetes de las jugueterías empezaban a jugar solos y todos los maniquíes y toda la utilería de los negocios empezaron a armar una fiesta.
Los lugares de música ofrecieron su música y todos bailaban.  De pronto un muñeco se acercó y nos dijo:
_ ¡Hey! ¿Por qué no se unen a la fiesta?
Nosotros nos quedamos paralizados porque todo lo que había allá podía hablar, pero no nos importó, por eso nos sumamos a la fiesta y empezamos a bailar.
Fue muy divertido, pero las cosas se salieron de control y todos empezaron a desordenar y a gritar como locos hasta que se calmaron, pero todo seguía desordenado.  Ordenamos lo que pudimos y nos fuimos.
A la mañana siguiente, el título del noticiero era NO SE SABE QUÉ PASÓ, GALERÍA DESASTROSA.  Nosotros llamamos al noticiero y explicamos qué había pasado.
A la otra noche cinco científicos se quedaron a dormir allá, pero nada pasó.  Seguro, es porque sólo sucede con las personas que no saben qué va a pasar y se quieren divertir.

Macarena


martes, 29 de noviembre de 2011

un día ...



Un día Rafaela fue a su casa. 


El lugar donde más estaba.  Su lugar, donde se relajaba y jugaba con su hermano.
Pero ella sólo jugaba con un objeto:  una pelota de fútbol que era del papá.
Eso era un secreto.  No se lo tenía que contar a nadie.

 Macarena

miércoles, 16 de noviembre de 2011

el contador de cuentos


Había una vez una niña llamada Berta que era muy pero muy buena.  Hacía todo lo que le decían los mayores, nunca decía una mentira, no se ensuciaba el vestido, hacía los deberes todos los días, y era muy amable.  No era muy linda pero era muy buena.
Era tan buena que ganó varias medallas.  Siempre las llevaba prendidas en el vestido.  Tenía una por obediente, otra por la puntualidad y otra por portarse bien.  Eran grandes medallas de metal que tintineaban una contra otra cuando caminaba.  Y era la única niña de la ciudad que tenía tres medallas, así que todo el mundo sabía que ella debía ser extraordinariamente buena...
Saki

(fragmento del cuento leído en clase)

otra versión de este cuento ...

Pancracia era muy elástica y flexible.  Siempre practicaba para cada día ser más flexible.


Aparte era muy buena, nunca se portaba mal. 
Era muy buena y se había ganado dieciocho medallas en concursos de gimnasia artística y educación física. 


Cuando el príncipe Anselmo se enteró de sus medallas la quiso conocer y fue a su casa.  
La conversación fue así:

_  Hola príncipe Anselmo.
_  Hola –dijo él.

Cuando Pancracia vio sus ojos ya estaba enamorada de Anselmo. 
Para conocerse mejor fueron a tomar un helado, pero en el camino se encontraron con un gato gigante como un tigre, que se los quería comer. 
Los dos se escondieron atrás de un árbol y dijeron “a las tres, salimos corriendo”, y se fueron, pero cuando corría,  Pancracia perdió diez medallas. 


Por más elástica que sea se cayó seis veces y después volvieron a sus  casas.
Macarena