Con mi familia hicimos un experimento: un día a mi hermano le dijeron que de noche la ciudad es muy diferente. Ni mi hermano, ni mis papás, ni yo pudimos entender esa frase.
Nosotros salimos mucho de noche y sólo cambia el color del cielo y en los restaurantes ponen una velita en la mesa así no está oscuro el lugar, pero después de eso, nada cambia.
Averiguamos más de qué se trataba y nos explicaron que especialmente en los locales cambiaba todo. Para comprobarlo, un día fuimos a una galería, nos llevamos botellitas de agua y comida y nos escabullimos en las columnas y nos quedamos a dormir allá.
No era todo muy diferente hasta que nos dimos cuenta que los maniquíes empezaban a cobrar vida, los juegos y juguetes de las jugueterías empezaban a jugar solos y todos los maniquíes y toda la utilería de los negocios empezaron a armar una fiesta.
Los lugares de música ofrecieron su música y todos bailaban. De pronto un muñeco se acercó y nos dijo:
_ ¡Hey! ¿Por qué no se unen a la fiesta?
Nosotros nos quedamos paralizados porque todo lo que había allá podía hablar, pero no nos importó, por eso nos sumamos a la fiesta y empezamos a bailar.
Fue muy divertido, pero las cosas se salieron de control y todos empezaron a desordenar y a gritar como locos hasta que se calmaron, pero todo seguía desordenado. Ordenamos lo que pudimos y nos fuimos.
A la mañana siguiente, el título del noticiero era NO SE SABE QUÉ PASÓ, GALERÍA DESASTROSA. Nosotros llamamos al noticiero y explicamos qué había pasado.
A la otra noche cinco científicos se quedaron a dormir allá, pero nada pasó. Seguro, es porque sólo sucede con las personas que no saben qué va a pasar y se quieren divertir.
Macarena