el blog de los pequeños escritores

La lectura conduce al deseo de escribir.

En el taller literario, la palabra tiende a sumar otras palabras.

La intención fluye como el agua. Lo importante … es la sed.

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martes, 2 de octubre de 2012

hay un ogro en mi casa





Manuel se encontró con un ogro dentro de su casa.
Volvió de la plaza con su abuela y lo vio.  Lo descubrió justo cuando se escondía en el cuarto de sus papás.
No le dijo nada a su abuela para no asustarla.
Además, él estaba tan asustado que no podía ni hablar.
El ogro tenía cara de malísimo, se notaba que era peligroso.  Pero no era tan grande como le contaba su papá en los cuentos por la noche.
Tampoco era verde, aunque seguro que tenía varias verrugas peludas.
“Tengo que defender a mi familia de ese coso horrible”, pensó Manuel, y se acercó al cuarto de sus papás.
Corrió a su cuarto y …
Fernando de Vedia

¿qué es un ogro?
Santino:   ¿Es un misterio?
Valentín:  ¡No!  Es un monstruo ¡Por dios!
Lucas:      Mm … mm …

¿ustedes qué harían si hay un ogro en sus casas?
Lucas:      Lo mato.
Valentín:  Lo tiro al fuego.
Santino:   Me asusto y salgo corriendo.

¿qué significa “peligroso”?
Santino:   Que te puede comer el cerebro.
Lucas:      Era peligroso porque tiraba bolas de fuego.
Valentín:  Porque tenía una mano tijera.

¿qué hará Manuel con el ogro?
Valentín:  Lo va a cortar a pedacitos.
Lucas:      Lo mete en la parrilla y se lo come.
Santino:   Manuel se transforma en otro monstruo.

¿ustedes qué agarrarían para enfrentar al ogro?
Santino:   Un arma.
Valentín:  Una espada.
Lucas:      Yo agarro un cañón para disparar.

¿por qué le temblaban las piernas a Manuel?
Lucas:      Porque tenía frío.
Valentín:  Porque pensó que era un hombre disfrazado.
Santino:   Porque estaba a punto de asustar al ogro.

¿y qué pasó?
Lucas:      Encontró al ogro.
Santino:   Encontró a una momia que era un chico.
Valentín:  Yo no sé qué pasó.

¿cómo era el ruido que asustó a Manuel?
Santino:   Como un motor de auto.  O una licuadora.
Lucas:      Como una moto sierra  eléctrica.
Valentín:  Como una aspiradora.

¿qué pasó cuando lo vió?
Valentín:   Vio que era un muerto viviente.
Lucas:       No, era el hermanito.
Santino:    Yo no sé.
Valentin:  Ya sé que no era un monstruo.
Santino:    A Bautista no lo veo montsruo.
Valentín:   Mi hermano es mi hermanito, no es un monstruo.
Lucas:       Es un cuento.  ¿Nos contás otro Lili?



martes, 25 de septiembre de 2012

conversación


sobre el cuento “cien metros de gatos”





Liliana:      ¿Qué es una larga fila?
Santino:     Gente que espera.
Lucas:        ¿Esperando qué?
Valentín:    Que vengan los gatos.
Jeremías:   Fila hacemos en el jardín.
Valentín:    ¡Sí! Adelante hay un nene y atrás hay otro.
Liliana:       ¿Cuántos gatos hay en cien metros?
Santino:     Diecinueve.
Jeremías:   ¿Diecinueve?
Lucas:         Son muchos.
Valentín:     ¿Para qué tantos gatos?
Santino:      Para que se paren los autos.
Lucas:         Y las bicicletas.
Valentín:     Los payasos andan en bicicleta.
Lucas:         Yo también ando en bici.
Jeremías :   ¿Con una sola rueda?
Valentín:     ¿Como los payasos?
Lucas:         No amigos, mi bici tiene dos ruedas.
Liliana:        ¿Cómo era el perro del cuento?
Santino:      Enorme.
Jeremías:    Grandes eran las orejas.
Lucas:          ¡Y los bigotes!
Santino:       Y era bueno, no se tenía que pelear con los gatos.
Liliana:         ¿Qué hizo cuando los encontró?
Valentín:      Los prendió fuego.
Santino:       Ladró.
Jeremías:    Los asustó.
Lucas:          Les dijo que se vayan.
Liliana:         No, se puso al final de la fila.
Valentín:      Ah, si,  se fue a pasear con los gatos.
Lucas:          No, los quiso correr.
Jeremías:    No, se puso atrás para contar a los gatos.
Santino:      ¿Para qué los iba a contar?  Hay diecinueve gatos.
Liliana:        ¿Los gatos eran iguales?
Valentín:     No, diferentes.
Lucas:         En mi dibujo son todos negros.
Santino:      Yo hice un gato blanco.
Jeremías:    ¿Hay otros?
Liliana:        Algunos son rayados.
Lucas:         Yo los quiero negros.
Valentín:     Yo no vi gatos rayados.
Jeremías:    Yo voy a dibujar uno como dice Lili.
Santino:       A mí me cuesta dibujar ratoncitos.
Lucas:          Yo no sé ¿me lo dibujás Lili?
Liliana:         Mirá, yo dibujé uno en mi hoja.
Jeremías:     El mío tiene una cola laaaaaaarga.
Santino:        Yo los puse atrás del perro.
Valentín:       ¡Uy! Ahora la fila es más larga.
Lucas:           ¿Hasta dónde va a llegar?
Jeremías:     A mí se me terminó la hoja.
Santino:        Seguí abajo.
Lucas:           O del otro lado.
Liliana:          ¿Qué otros animales se suman a la fila?
Santino:        Mariposas, muchas mariposas.
Lucas:           ¿Me dibujás una Lili?
Valentín:       Se hace así … redondita.
Lucas:           También hay pájaros, pero  ¡no los voy a dibujar!
Liliana:           ¿Querés que te ayude?
Lucas:            No, no quiero pájaros en mi fila de gatos.  Se los van a comer.
Liliana:           ¿Quién será el último de esa fila?
Santino:         El nene, lo voy a dibujar con pantaloncitos cortos.
Valentín:        El nene empuja a los gatos.
Jeremías:      No, los va a ordenar.
Valentín:       Todos recorren el barrio.
Lucas:           ¿Saludan a los vecinos?
Santino:        ¡Sí!  Dicen   ¡CHAUUUUUUU!    


martes, 18 de septiembre de 2012

Pedro Urdemales y la olla hervidora





Pedro Urdemales nunca permanecía mucho tiempo en el mismo lugar, quizás movido por su espíritu aventurero, tal vez por sus ansias de escapar de quienes habían resultado perjudicados por alguna de sus picardías.
En cierta ocasión en que se encontraba cerca de un camino, Pedro decidió hacer un alto en su viaje.  Y, como se acercaba el mediodía, se le antojó preparar algo de comer.  Entonces, juntó unas ramas secas y armó con ellas un buen fuego.  Hecho esto, sacó de su bolsa una olla, la lleno hasta la mitad con el agua que aún conservaba en su cantimplora y se sentó a esperar que hirviera, mientras dormitaba recostado en el tronco de un árbol, la cabeza cubierta con un sombrero de paja.
Pasado un rato, el ruido del agua lo despertó.  Al abrir los ojos, vio que a lo lejos venía un hombre montado en una mula y se le ocurrió una nueva picardía.  De inmediato, sacó la olla del fuego, cubrió con tierra la fogata hasta que se extinguió y se sentó a esperar al caminante mientras, con dos palitos, tamborileaba sobre la tapa al tiempo que repetía:

_ Hierve, y más hierve, mi olla hervidora.  Hierve y más hierve, a toda hora ...

relato tradicional

¿ustedes hacen picardías?

Lucas:         ¡Sí!  Rompo la casita de madera.  Estoy destruyendo el techo.
Jeremías:   A mí me retan.  Seguro que hago líos.
Valentín:     Yo … sin que mi papá me vea subo al sillón con chinelas.
Santino:      Yo … ninguna.

¿para qué Pedro esperaba al caminante?

Valentín:     Para prender fuego a la mula.
Santino:      Para echarlo y subirse a la mula.
Jeremías:   Para pellizcarlo y morderlo.
Lucas:         Le quería pegar.

¿porqué se sorprendió el señor?

Lucas:         Porque quería apagar el fuego.
Valentín:     Porque se desmayó.
Santino:      ¡No!   Porque quería ayudar a Pedro a cocinar.
Jeremías:    No sé.

¿ustedes cuánto pagarían la olla hervidora?

Jeremías:    1587.
Lucas:          1040.
Valentín:      Yo mucho, 1360.
Santino:       17.

¿está bien que Pedro engañe al señor?

Todos:         ¡¡NO!!

¿por qué?

Lucas:         Porque no se puede engañar.
Jeremías:   Porque le dijo una mentira, y mamá dice que no hay que decir mentiras.
Santino:      Porque está prohibido engañar.
Valentín:     Porque le dijo que era verdad lo de la olla y no era verdad y después no
                   le van a creer.





jueves, 26 de julio de 2012

los malos vecinos



Había una vez un hombre que salió un día de su casa para ir al trabajo, y justo al pasar por delante de la puerta de la casa de su vecino, sin darse cuenta se le cayó un papel importante. Su vecino, que miraba por la ventana en ese momento, vio caer el papel, y pensó:
- ¡Qué descarado, el vecino va y tira un papel para ensuciar mi puerta, disimulando descaradamente!
Pero en vez de decirle nada, planeó una venganza, y por la noche vació su papelera junto a la puerta del primer vecino. Este estaba mirando por la ventana en ese momento y cuando recogió los papeles encontró aquel papel tan importante que había perdido y que le había ocasionado un problema aquel día. Estaba roto en mil pedazos, y pensó que su vecino …
Pedro Pablo Sacristán




¿quiénes son sus vecinos?
Lucas:       Ezequiel.
Valentín:   Alfio.
Lautaro:    Agustín.
Jeremías:  Carlos.

¿quiénes son malos vecinos?
Jeremías:  Los que pegan.
Lucas:        Los ladrones.
Lautaro:    Los que roban.
Valentín:    Los que pegan a los chicos buenos.

¿qué es un papel importante?
Lautaro:     Los documentos.
Jeremías:   ¡No!  Las noticias.
Valentín:     Como mi mamá es abogada, importante es una lista que tiene que hacer.
Lucas:         Algo del trabajo.

¿qué es venganza?
Valentín:     Tirar cosas para que otro lo junte.
Lucas:          Eso que no se hace.
Jeremías:    Tirar la basura para que alguien la coma.
Lautaro:       Yo no sé. ¿Qué es?

¿qué es un problema?
Valentín:      ¡Uy! Esto se me manchó.
Lautaro:       ¡Uy! Ya cerró el negocio.
Lucas:         Que te sacaron un papel.
Jeremías:   Cuando te pasa algo malo.

¿qué es una dirección?
Valentín:      Cuando tenés que doblar y doblás.
Jeremías:    Para que indiques adónde vas.
Lautaro:      Por si hay un camino equivocado te fijás en el mapa y no te perdés.
Lucas:         Para llegar a mi casa.

¿por qué hay que ser buen vecino?
Valentín:     Porque ser bueno es bueno.
Jeremías:   Así no te peleás nunca.
Lautaro:      Y no llaman a la policía.
Lucas:         Para que no te lleven a la cárcel.  


sábado, 14 de julio de 2012

el robo de la alegría


El malvado Nonón  siempre había sido un malo poca cosa y sin grandes aspiraciones en el mundo de los malos. Pero resultó ser un malo con mucha suerte porque un día, mientras caminaba despistado inventando nuevas fechorías, cayó por una gran grieta entre dos rocas, y fue a parar al Estanque de la Alegría, el gran depósito de alegría y felicidad de todo el mundo.
Entonces Nonón, que además de malo era muy triste, pensó en quedarse con toda aquella alegría y, cavando un pozo allí mismo, comenzó a sacar el maravilloso líquido para guardarlo en su casa y tener un poco de felicidad siempre que quisiera.
Así que mientras el resto de la gente parecía cada vez más triste …

Pedro Pablo Sacristán 


 

¿qué es un robo?
Valentín:    Un robot que roba.
Jeremías:   Un robo es que te roben.
Lucas:         Un robo robador.

¿qué cosas no se deben robar?
Jeremías:   Un pantalón.  Un mueble.  Un calzón.
Lucas:         Los papeles importantes y los tontos.
Valentín:     Los libros de pelea.  Las cosas estúpidas.

¿qué es la alegría?
Jeremías:   Cuando te ponés alegre porque te compran un álbum.

¿quiénes viven en el mundo de los malos?
Valentín:     ¡Yo no!  Yo vivo en Quilmes.
Lucas:      Yo vivo en Don Bosco.
Jeremías:   En ese mundo viven los muy malos.

Nonón  ¿dónde pondría el líquido para guardarlo en su casa?
Jeremías:    En la cárcel.  En un tanque o un vasito. En una botellita.
Valentín:      En un frasquito.  En una copa y se terminó.
Lucas:          En una bolsita.  En una botellona.

¿ustedes de qué charlan con la gente?
Lucas:          De tontos.
Jeremías:    Yo les digo “HOLA”
Valentín:      Del bicho azul que yo tengo.

¿ustedes cuándo disfrutan?
Jeremías:    Cuando me llevan a un restaurant.
Valentín:      Cuando me llevan a comprar la cajita feliz.
Lucas:          Yo … de nada.

¿cuál es el personaje más querido de sus barrios?
Valentín:      Mi vecino amigo Teo.
Lucas:          Mi primo Gino.
Jeremías:    Chichín.