Una bella tarde caía sobre Don Bosco.
Como todo día hábil el señor Luis tomaba mate
dulce y contaba historias. Hacía más de
dos horas que las estaba relatando.
El duende y el gato ya no lo soportaban más y se
miraron y dijeron:
_ Cumplamos
nuestro sueño.
Así que mientras el dueño tomaba mate, se
escabulleron sin que nadie los vea, ni siquiera el perro de la esquina.
Ese sí que era bravo ¡¡UN BULLDOG!!
El gato dijo:
_ Vamos a la plaza y armemos el árbol ¿no?
_ Bueno, pero hay que fijarse que no haya mucha
gente –dijo el duende.
_ Vamos, no hay nadie.
Paso a paso lo fueron armando. Cuando ellos empezaron eran las 2 de la tarde
y terminaron a las 6 de la tarde.
Cuatro horas armándolo hasta que pasó el ¡bulldog!
Se
miraron y dijeron:
_ ¡Nooooooo. Nooooo. Noooo. Nooo. Noo y no!
_ ¡Nooooooo. Nooooo. Noooo. Nooo. Noo y no!
No lo podían creer, les llevó tanto tiempo armar y
él se los iba a romper. También le iba a
de cir todo al dueño.
Corrieron lo más rápido posible y llegaron. Todo seguía igual. Se miraron y dijeron un … ¡nos salvamos!
Berenice