Allá por el año vivía una señorita muy linda que se llamaba Noelia, y Juan la vio.
Mientras él buscaba la flor más linda como ella para decirle:
_ Una flor para otra flor.
Un día de semana, Juan fue a la casa de Noelia. Entonces ahí le dijo:
_ Una flor para otra flor.
Pero Juan no se dio cuenta que había algo atrás. Atención ¡cuidado!.
_ Cualquiera pensaría que soy un torpe.
_ No, no. ¡Pobre Juan! –dijo Noelia.
_ Al fin y al cabo ¿serás mi novia?
_ Obvio Juan, después de lo que te sacrificaste por mí –respondió Noelia.
Romina
