Petete es un chico muy inteligente porque aprende
mucho.
Es rubio con rulos y bajito, tiene el tamaño de un
nene de 3 años. Además sabe hablar muy bien.
Un día su papá le regaló un par de zapatillas
blancas con muñequitos de todos los colores y goma azul.
Las zapatillas estaban re buenas, pero eran dos
números más chicas. Entonces, los pies no entraban y al pobre Petete se le
doblaban los dos dedos gordos.
Ahí empezaron los problemas. No podía correr carreras, menos
ganarlas. Llegaba siempre tarde a la
escuela porque caminaba muy despacito. No
podía patear goles. No podía jugar a la
escondida ni andar en patineta. Encima, no
podía sacárselas.
Hasta que un día llovió. A Petete se le ocurrió que con la punta del
paraguas podía hacer un agujero en la punta de cada zapatilla para que los
dedos gordos se desdoblaran.
Y apareció otro problema: los dedos gordos se
mojaban, y Petete se subió a una nave con control remoto y se fue a su casa.
Cuando su papá vio las zapatillas nuevas rotas le
dijo:
_ ¡Estás castigado!
Petete se quedó callado, pensando que no estaba
bien que lo castigaran y le contó a su papá por qué hizo ese lío.
Su papá se sonrió, lo perdonó y prometió que iba a
comprarle otro par de zapatillas, pero esta vez, más grandes.
El cuento termina así, todos contentos. El papá cumpliendo lo que prometió. Petete jugando a lo que quiere. Y los dedos gordos ¡felices!
Santino