el blog de los pequeños escritores

La lectura conduce al deseo de escribir.

En el taller literario, la palabra tiende a sumar otras palabras.

La intención fluye como el agua. Lo importante … es la sed.

lunes, 29 de octubre de 2012

Petete





Petete es un chico muy inteligente porque aprende mucho.
Es rubio con rulos y bajito, tiene el tamaño de un nene de 3 años. Además sabe hablar muy bien.
Un día su papá le regaló un par de zapatillas blancas con muñequitos de todos los colores y goma azul.
Las zapatillas estaban re buenas, pero eran dos números más chicas.  Entonces,  los pies no entraban y al pobre Petete se le doblaban los dos dedos gordos.
Ahí empezaron los problemas.  No podía correr carreras, menos ganarlas.  Llegaba siempre tarde a la escuela porque caminaba muy despacito.  No podía patear goles.  No podía jugar a la escondida ni andar en patineta.  Encima, no podía sacárselas.
Hasta que un día llovió.  A Petete se le ocurrió que con la punta del paraguas podía hacer un agujero en la punta de cada zapatilla para que los dedos gordos se desdoblaran.  
Y apareció otro problema: los dedos gordos se mojaban, y Petete se subió a una nave con control remoto y se fue a su casa.
Cuando su papá vio las zapatillas nuevas rotas le dijo:
_ ¡Estás castigado!
Petete se quedó callado, pensando que no estaba bien que lo castigaran y le contó a su papá por qué hizo ese lío.
Su papá se sonrió, lo perdonó y prometió que iba a comprarle otro par de zapatillas, pero esta vez,  más grandes.
El cuento termina así, todos contentos.  El papá cumpliendo lo que prometió.  Petete jugando a lo que quiere.  Y los dedos gordos ¡felices!

Santino