UNO
El
mono estaba sentado, o mejor dicho, trepado.
Pasó
un pájaro y le dijo: ¿Qué hacés trepado ahí?
Pasó
un chimpancé y le dijo: ¿Por qué no vienes a colgarte de las lianas?
Pasó
una jirafa de cuello muy alto y le dijo: ¿Qué haces sentado ahí? ¿Por qué no vienes a comer hojas?
Pasó
una rana y le dijo: ¿Qué haces sentado ahí?
Ven a saltar conmigo.
Pasó
un guardabosque y le dijo: ¿Por qué en vez de divertirte estás sentado?
DOS
El
mono se bajó del árbol y corrió al chimpancé y le dijo: Espera. Y se dio cuenta de que el chimpancé era malo
y muy feo a pesar de que lo había invitado a jugar. Era una trampa.
Con
su súper poder del vuelo siguió al pajarito.
Y no, no era justamente el pájaro que le había hecho la pregunta.
Fue
al zoológico y visitó a la jirafa y ésta le dijo: ¿Eres tú al que le he preguntado si quería
comer hojas? El mono contestó: Sí, fui yo pero no quise comer hojas. Vengo para preguntar si encontraste a una
rana muy saltarina. La jirafa respondió:
Siiii, la vi. Se fue hacia la
izquierda. El mono le dijo:
Gracias.
La
siguió pero no la encontró. Luego,
triste porque no la había encontrado volvió a su árbol y se sentó a esperar …
TRES
El
mono bajó del árbol y dijo: Yo sí puedo, yo la puedo encontrar.
Se
recorrió todo el universo y en Rusia había una casa que decía SABEMOS EL
FUTURO, CONSULTAR AQUÍ.
El
mono entró y le dijo a la señora sabia:
Señora ¿me puede decir dónde está la rana? La sabia le dijo: Comprate un boleto de avión y marchate a
China y la vas a encontrar.
La
buscó y sí, la encontró y volvieron a su ciudad y se casaron y vivieron felices
comiendo perdices.
Berenice