Don Teodoro acababa de jubilarse. Estaba demasiado viejo para seguir viajando con
el circo. Mucho había trabajado como payaso, haciendo reír a chicos y grandes y
ahora extrañaba mucho todo aquello; sobre todo, extrañaba a los chicos.
Entonces, don Teodoro resolvió comprar e instalar
en el jardín de su casa, ¡una calesita!
Trabajar de calesitero era más descansado que trabajar de payaso. Ni siquiera tendría que moverse de su casa y estaría otra vez rodeado de chicos.
Trabajar de calesitero era más descansado que trabajar de payaso. Ni siquiera tendría que moverse de su casa y estaría otra vez rodeado de chicos.
Buscó todos sus ahorros y salió en busca de una
calesita, pero, no había ninguna en venta.
Volvió muy triste y le contó a su mujer lo
sucedido. Por suerte, doña Arcadia era
una señora con mucha imaginación y que no se achicaba ante ningún contratiempo
y, muy decidida, dijo …
Raquel Barthe
¿con qué
construirían una calesita?
Jeremías: Con herramientas y con sillas.
Lucas: Yo con caños. Con lápices rotos.
Valentín: Con maderas y tapas de libros.
¿qué
motor le pondrían a la calesita?
Valentín: El motor de un auto roto.
Lucas: El de una moto.
Jeremías: El de un colectivo que chocó.
¿cómo
imaginan a don Teodoro?
Lucas: Con un traje blanco. Es joven y muy alto.
Jeremías: Teodoro tiene traje verde. Sí, es muy alto.
Valentín: El traje de Teodoro es azul. Es joven y más alto que esta casa.
Y tiene bigotes.
Lucas: ¡No!
Es pelado.
¿cómo
imaginan a doña Arcadia?
Lucas: Es grande y alta.
Valentín: Es una súper héroe.
Jeremías: Es fea porque tiene un tatuaje.