el blog de los pequeños escritores

La lectura conduce al deseo de escribir.

En el taller literario, la palabra tiende a sumar otras palabras.

La intención fluye como el agua. Lo importante … es la sed.

martes, 8 de noviembre de 2011

el señor Lanari



A las 9 de la mañana del domingo el señor Lanari empezó a destejerse.
Y fue así:
Como todos los días, antes de salir de su casa, se despidió de su perro Firulí con un abrazo y un beso en el cachete.
Pero esta vez  -¡oh!- una hebra de su gorro de lana quedó atrapada entre las mandíbulas de Firulí.  Ninguno de los dos se dio cuenta.
El señor Lanari cruzó el jardín y llegó a la vereda.
Como Firulí rara vez se molestaba en abrir la boca, la hebra de lana tampoco zafó de entre sus dientes.
¡Y fue ahí justamente cuando el señor Lanari empezó a destejerse!
Por suerte era domingo.
A medida que se alejaba de su casa, el destejido avanzaba.
Camina que te camina.
Desteje que te desteje ...

Ema Wolf


otro final para este cuento ...

Por suerte, él iba a la casa de su abuela.  Le preguntó:
_  Hola abu.
_  Hola hijo.
_  Abu ¿vos sabés coser gorros?  porque a mí se me destejió uno.
_  No hijo, no sé ni cómo es mi apellido y voy a saber tejer.
_  Ah, bueno.  ¿Sabés quién sabe hacer?  porque yo no soy para esas cosas.  
    Mirá cómo me pinché cuando quise coser mi pantalón.
_  Mm … a ver si me acuerdo … mm … ah, cierto que Marita, mi vecina, que 
    sabe coser porque tiene la máquina.
_  Ah, bueno abu.  Gracias y chau.
_  Chau … hijo.  De nada.
_  Hola señora Marita.
_  Hola señor Lanari.
_  Mi abuela me dijo que usted sabe coser gorros porque tiene la máquina ¿no?
_  Sí  ¿por qué?
_  Porque se me destejió mi gorro.  Sea amable ¿me lo puede tejer?
_  Sí, claro.  Usted ahora sabe que puede contar conmigo.  ¿Cuál es?
_  Éste, tome.
_  Ah, sí que está destejido.  Deme.



_  Chau y gracias doña Marita.
_  Chau don Lanari.
Romina