Hace muchos años en una ciudad lejana, vivía un brujo llamado Yuri.
También curaba picaduras de escorpiones, serpientes y arañas.
También inventaba sillas flotantes, manos mecánicas, en fin, el mago era un genio.
Se puso a trabajar, pero sin querer se le volcó el polvo de la rapidez encima del reloj.
El objeto revivió y se echó a correr. El mago no lo pudo agarrar y el reloj todavía sigue corriendo.
Manuela