Érase una vez una nena llamada Marisa, que iba a la escuela.
Ella jugaba con sus amigos en un charco de barro.
Cuando vino de la escuela, su mamá le dijo:
_ ¡Marisa! ¿se puede saber qué hacés con las zapatillas?
_ Las uso mamá –contestó.
_ ¡No seas contestadora! Te pregunto porque están muy sucias.
_ Fui a jugar mami, jugué mucho.
_ A partir de hoy después de jugar vas a lavar las zapatillas.
_ ¡Ufa, mami!
_ ¡No seas contestadora!
Después de un rato tuvo que ir a lavarlas.
Berenice