Un día, una tiza nació. Se llamaba Ro y la mamá Rosi.
Ro no tenía color. Rosi buscó en todos lados, de arriba a abajo, de un lado a otro, pero no lo encontró.
_ ¡No lo encontré! Hay que ir al mundo de los colores –dijo Rosi.
Fueron rápidamente. Vieron sirenas. Eran muy malas.
Rosi esperó y cuando las vio, las asustó.
Ellas lanzaron a su hija y se la dieron. Todas buscaron el color de Ro.
Las sirenas también querían sus piernas. Buscaron y encontraron el color y las piernas.
Todas se pusieron contentas y vivieron felices para siempre.