Había una vez un fantasma que asustaba a una nena que se llamaba Agustina.
Él la asustaba porque ella decía que no le asustaba nada y se la comió. La nena se ¡pegó un julepe!
Para sacarla tenía que vomitarla y él no quería, porque Agustina decía que estaba feliz dentro de su cuerpo.
El fantasma se agarró la panza, la sacudió muy fuerte y rápido. La nena se asustó y él entonces la vomitó.
Después, ella no fue más mala y tuvo un poco de miedo, y si hacía algo malo el fantasma volvía a aparecer.
Luciana M.