La leyenda cuenta que había un sapo que salía de noche, y con el ruido grave que le salía de la boca asustaba a los niños que estaban durmiendo solos en sus camitas calentitas.
Para que el sapo se calle, los niños debían mirar por la ventana.
Los niños al desvelarse salían al patio y miraban para un lado y para el otro y no veían nada, hasta que un día el sapo se fue acercando más y cada vez más.
A los niños les fue bien y cuando llovía ellos iban todas las noches a jugar con él porque se hicieron buenos amigos, hasta que el sapo empezó a salir de día y de noche por ser buenos amigos.
Luciana P.